lunes, 31 de marzo de 2014

Nieve en primavera


Es el segundo año que pasamos un fin de semana en la nieve a pesar de que ya hace unos días que llegó la primavera al calendario. Y la verdad es que se está convirtiendo en una bonita tradición familiar. A la nieve en primavera. Este año el pretexto (aunque tampoco es necesario) ha sido el cumpleaños de la abuela, emocionada por ver a sus hijos y nietos reunidos casi al completo (23 personas entre niños y adultos).

Pero tranquilos, no voy a contar los jaleos (y risas) que se forman al pedir la comida o cómo más de uno llegó empapado tras las batallas de bolas de nieve. No. Lo que quiero es hablar de porteo porque, aunque estos días hemos porteado poquito, me he acordado mucho de cómo el año anterior, cuando la peque aún no andaba, pudimos llegar, gracias al porteo, a la ladera donde sus primos se tiraban con los trineos.

Y es que, una de las ventajas de portear es que te permite moverte por terrenos donde llegar con un carrito sería impensable (o, al menos, bastante complicado y engorroso).



Impensable era, al menos, para varias familias con las que hemos coincidido (donde nos alojábamos) que llevaban a sus bebés en carritos y se turnaban para que los hermanos mayores pudieran jugar en la nieve mientras los bebés permanecían en el interior al cuidado de algún adulto. Esto me ha hecho volver a pensar (aunque ya lo tenía claro) que el desconocimiento sobre el porteo hace que nos perdamos experiencias que podríamos compartir en familia, todos juntos, sin que se quede la sensación de que los más pequeños son un lastre que impiden hacer actividades al resto de la familia. Los bebés pueden (y deben) formar parte de (casi) cualquier actividad familiar, de hecho, cuanto más se les haga partícipes de nuestra vida cotidiana, más fácil les será adquirir habilidades sociales, ir reconociendo objetos y situaciones nuevas, aprender de su entorno y sentirse parte del grupo familiar. Pues bien, el porteo hace posible toda esa interacción, en cualquier lugar y situación. Y, en el caso de que haya hermanos mayores, estos no sentirán que su hermanito/a es el/la culpable de que papá o mamá se tenga que quedar siempre al cuidado del pequeño y no puedan jugar todos juntos.



Disfrutar de un día en la nieve con tu bebé es posible si lo llevas en el portabebé adecuado* y lo haces de manera segura.

ATENCIÓN: No debe usarse ningún portabebé durante la práctica de deportes de invierno (esquí, snowboard, descenso en trineo, motos de nieve, patinaje...), ni durante el uso de remontes como telesillas o telesquís.



*Además de elegir el portabebé más adecuado para cada familia y cada situación, debemos tener en cuenta las condiciones climatológicas y abrigar al bebé dependiendo de las mismas.

2 comentarios:

  1. Que maravilla de nieve!!!
    Estoy totalmente de acuerdo contigo en que el porteo facilita mucho las cosas. De hecho a
    Amsterdam no nos hemos llevado carro (en realidad hace meses que no lo usamos) y ha sido estupendo para el avión, para hacer turismo...

    Besos!!

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    1. Es verdad, es una gozada poder ir a cualquier sitio sin el incordio del carro (movilidad, espacio…) y hacer turismo en familia es fantástico!
      Envidia sana me da ese viaje que os habéis hecho! :)

      Un abrazo!

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